La depresión es el síntoma afectivo más frecuente. Por la elevada incidencia de esta patología es importante hacer hincapié en el diagnóstico, así como en la difusión de los principios básicos de la misma para su detección, para la puesta en marcha de medidas para reducir su afección y poder controlarla mejor.
Dentro del rango de patologías cuyo síntoma prínceps es la depresión encontramos:
- Episodio depresivo aislado
- Trastorno depresivo recurrente
- Depresión persistente/ distimia
- Depresión reactiva/ Trastorno adaptativo
Características de los cuadros depresivos: La depresión endógena es la mas grave, no tiene factor desencadenante y tiene un componente genético. Responde muy bien a antidepresivos.
- Humor depresivo, bajo, decaído
- Duración mayor a 2 semanas
- Mínimo 4 de los siguientes síntomas:
- Apetito alterado, pérdida de peso > 5% en un mes
- Insomnio mínimo 2 horas, de conciliación o levantar precoz
- Afecto más bajo por las mañanas (ritmo circadiano)
- Disminución de la líbido
- Disminución de la concentración
- Disminución de la reactividad emocional
- Pensamientos de muerte, SUICIDIO
- Retardo/ agitación psicomotriz, inquietud
- Pérdida de interés, ilusión
- Desesperanza, pesimismo
- Disminución de la autoestima
- Disminución de la energía
- Anhedonia (incapacidad para sentir placer)
- Apatía
- Culpa
Una vez conocidas las características que definen un síndrome depresivo, cabe determinar qué tipo de depresión es, sobre todo de cara al pronóstico y al tratamiento:
- DEPRESIÓN ENDÓGENA/MELANCÓLICA/MAYOR: Es la depresión más grave. Muy importante es saber que no tiene un factor desencadenante; no hay ninguna circunstancia adversa, estrés, que la origine, es INCOMPRENSIBLE. Tiene un componente genético, es decir, suele haber antecedentes familiares y no podría evitarse. Hay personas que tienen tendencia a padecerlas, de forma más frecuente, en primavera y/o otoño. Ocurren sobre todo en personalidades melancólicas, que son aquellas más perfeccionistas. RESPONDEN MUY BIEN A ANTIDEPRESIVOS.
- DEPRESIÓN NEURÓTICA/DISTIMIA: Tienden a la cronicidad (>2 años). Son menos graves, cuadros más bien subdepresivos. Es COMPRENSIBLE, suele aparecer después de alguna circunstancia desfavorable o de estrés. La personalidad premórbida es de tipo neurótico, preocupadizos. Responden peor a antidepresivos y mejor a PSICOTERAPIA.
- DEPRESIÓN REACTIVA/TRASTORNO ADAPTATIVO: Se relacionan directamente con circunstancias psicosociales adversas, por lo que son también comprensibles. Son leves y de más corta duración. Se da más frecuentemente en personas frágiles y preocupadizas, pero pueden darse en personalidades normales. No se considerarían verdaderas depresiones.
- PERSONALIDAD DEPRESIVA: Difícil diagnóstico diferencial con la distimia. Aunque por lo general, las personalidades depresivas, han presentado hipotimia y bajo ánimo desde niños. Se manifiestan desde el inicio. Escasa respuesta a antidepresivos, ya que no es una enfermedad como tal, sino una forma de ser. Mejoran con psicoterapia y terapias de apoyo.
Ante una depresión menor debemos tranquilizarnos, ya que progresivamente el tiempo junto con el apoyo de los de nuestro alrededor menguaran toda sintomatología. Otra clasificación que existe para este trastorno, es según el síntoma predominante:
- TÍPICA: equilibrio de síntomas
- ANSIOSA/ANGUSTIADA/AGITADA: inquietud, ansiedad
- INHIBIDA/RETARDADA: apatía, abulia, anergia
- SOMATIZADA/ENMASCARADA: síntomas somáticos de distinta índole, en diferentes órganos y sistemas, que la anatomía humana no puede explicar.
Una vez dadas a conocer las diferentes características de las depresiones, ya a nivel personal, como médico y residente de psiquiatría, me voy a permitir dar unas indicaciones:
- Es importante saber que sólo un tipo de depresiones responden eficazmente a los antidepresivos, que son las depresiones menores (las menos frecuentes a nivel poblacional). Es por eso, que es más importante identificar los factores desencadenantes psicobiográficos, los que nos han llevado a deprimir el ánimo, saber que viene de ahí el problema y tranquilizarnos, ya que progresivamente el tiempo junto con el apoyo de los de nuestro alrededor menguaran toda sintomatología. Así que en muchos casos; hablarlo, pasear, escuchar música u otros modos de evasión, pueden ayudar mucho. Paciencia, que pasa.
- Por otra parte, hacer hincapié en la relación entre muchos síntomas orgánicos, tales como dolores crónicos, mareos, adormecimiento y pérdida de fuerza en miembros… tienen una relación muy estrecha con los trastornos afectivos. Es, por lo tanto, importante identificarlos y de nuevo tranquilizarnos, sabiendo que la mente es el órgano más potente del cuerpo humano, y que pueden suponer el origen de síntomas que no nos explicamos y que cuando se los explicamos a nuestro médico, tampoco sabe explicarlos. Siendo conscientes de este poder de la mente, será más fácil su identificación y orientación diagnóstica.
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Bibliografía:
Manual de Psiquiatría General. A. Lobo.
PILAR DE JAIME RUIZ.
Médico- residente de Psiquiatría en Hospital Universitario Clínico San Cecilio Granada.