El pasado 30 de octubre tuvo lugar el ingreso como académico correspondiente del Dr. José María de Jaime Lorén en la Academia de Farmacia “Reino de Aragón”. La sala del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza se hallaba completamente llena de colegas, familiares y amigos, entre los que destacaba una nutrida representación del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia, con su presidente D. Jaime Giner Martínez.
El acto comenzó con las palabras del Presidente de la misma, Dr. Santiago Andrés, y, seguidamente entró en la sala el nuevo académico flanqueado por los correspondientes padrinos. La presentación del mismo corrió a cargo de la catedrática jubilada de Historia de la Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, que glosó ampliamente sus méritos.
Acto seguido tuvo lugar el discurso de ingreso del Dr. José María de Jaime Lorén titulado Miel: dulce farmacia. Y es que la amable presentación al paladar de los dolientes de los remedios medicamentosos, ha sido desde tiempo inmemorial una de las grandes aspiraciones de nuestra profesión. Hoy, como ayer, el boticario pretende siempre presentar los medicamentos de forma atractiva para los enfermos. Por esi los libros de farmacología muestran una amplia variedad de edulcorantes, aromatizantes, correctores de sabores y demás con este mismo objetivo, objetivo que durante milenios cumplió a la entera satisfacción de los pacientes la miel de las laboriosas abejas. Pues bien, sobre el papel que históricamente ha jugado la miel en la terapéutica y en la alimentación de las personas vamos a ocuparnos aquí.
En el mundo occidental durante siglos el endulzante por excelencia de la cocina y de la farmacia, prácticamente el único, será la miel de las abejas. Al menos hasta que los árabes comiencen a difundir el azúcar de caña y, aun entonces, éste se usará más en la farmacia como principio activo que como edulcorante, dado su precio y su baja producción.
Desde que tenemos noticia, desde el mismo papiro de Ebers de los tiempos faraónicos, pasando por las obras de Hipócrates o de Galeno, la Materia médica de Dioscórides, por toda la medicina árabe, hasta llegar a las mismas farmacopeas del siglo XX, la miel ha constituido siempre un producto medicinal utilizado en las más variadas formulaciones. La misma Triaca magna de Andrómaco, sin duda el medicamento más famoso de la farmacia de todos los tiempos, tiene en la miel uno de sus ingredientes más importantes. De hecho, una de las últimas presentaciones con que se comercializaba en España ya en pleno siglo XX, era en forma de polvo para desleír en miel blanca diluida con vino.
Hasta tal extremo llegará la importancia de la miel en el mundo de la farmacia, que uno de los recipientes más genuinamente farmacéuticos es la mielera o la melera. Eclipsado por el moderno albarelo, la mielera de barro aparece en numerosos inventarios de farmacias antiguas.
Pero tampoco se crea que el empleo de la miel es algo exclusivo del pasado. La miel y el resto de productos de la colmena podemos encontrarlos hoy en la primera línea de los mostradores de nuestras oficinas de farmacia. Hoy usamos la miel en antisépticos bucales, caramelos balsámicos, productos laxantes, etc., lo mismo que el propóleos, polen, jalea real o la cera de abejas. Pero también hallamos la miel en artículos científicos de actualidad, que recomiendan su uso como antiséptico para curar heridas abiertas lo mismo en personas que en animales.
Al finalizar el acto le fue impuesta al nuevo académico la medalla de la institución, en la que junto a la copa y el áspid que constituyen el emblema de la Farmacia, campea la leyenda: “Ars cum natura ad salutem conspirans”.
José Mª de Jaime Lorén
Farmacéutico Titular Farmacia De Jaime