La miel en la farmacia y en la alimentación del mundo clásico
I Jornadas de Apiterapia. San Lorenzo de El Escorial, 12-15 de noviembre de 2004
José María de Jaime Lorén
Universidad Cardenal Herrera-CEU (Moncada, Valencia)
"Este don te es enviado por la abeja que zumba en el Hymeto de Teseo; es un noble néctar que proviene de las abejas de Pallas".
( Marcial, Epigramas , Libro 13, Xenia)
En el marco de estas Jornadas de Apiterapia hemos sido invitados a desarrollar el tema de la importancia de la miel y de los otros productos de la colmena en la Farmacia y en la Alimentación a lo largo de la historia. El tema es extenso y apasionante, por lo que en esta ocasión nos centraremos sólo en al Mundo Clásico, cuya influencia en la Medicina y en la Sanidad, como es sabido, se extenderá hasta fechas bien recientes.
Efectivamente, desde la más remota antigüedad a la miel se le han concedido virtudes terapéuticas. Al igual que en otros aspectos de la civilización y de la cultura, en los relatos bíblicos no faltan citas que describen el empleo medicamentoso de los productos derivados de la colmena. Algo parecido sucede con los textos sagrados del judaismo y de otras religiones mono y politeistas.
Cierto que por entonces la miel era prácticamente el único edulcorante conocido y, necesariamente, a ella había que recurrir si se querían endulzar los brebajes o las pócimas que debían engullir los enfermos. Todavía habrá que esperar bastante hasta que la "miel de caña", el azúcar de caña, se difunda y entre a formar parte de los libros de medicinas de las culturas griega y romana. Y ello sólo como medicamento, no como edulcorante de uso generalizado, dado su alto precio por la dificultad de su adquisición.
Hoy, cuando de nuevo vuelven a los anaqueles de las farmacias los productos de la colmena, como propóleos, jalea real, néctar, pólenes de diversas clases y, por supuesto la miel y la cera en las más variadas formas farmacéuticas, sobre todo en lo que se ha dado en llamar "Apiterapia", vale la pena recordar y describir las principales utilidades farmacéuticas de la miel y sus derivados en las culturas clásicas del Mediterráneo. Veremos claramente que, como en tantas otras cosas, no hay nada nuevo bajo el sol, que aplicamos criterios ya conocidos desde hace milenios. Lo cual, bien mirado, es también una buena garantía terapéutica.
En nuestros trabajos sobre la Historia de la Apicultura Española, no hemos descuidado atender a las virtudes curativas que las primitivas civilizaciones atribuían a la miel, a la cera e incluso al propóleos . Veamos alguno de los antiguos medicamentos que se preparaban con estos ingredientes, nos sorprenderá comprobar que de nuevo vuelvan a cobrar actualidad en la terapéutica "naturalista" de hoy.
Como en tantas obras cosas, el pueblo egipcio marcó la pauta que luego se extendió a otras civilizaciones posteriores. Así el papiro de Ebers contiene ya una serie de recetas para distintas enfermedades, y entre los remedios aparece con frecuencia la miel. Por ejemplo, preconiza para las heridas de pierna un apósito de sesos de angula mezclados con miel, como para curar determinadas enfermedades nerviosas se aconsejan una serie de productos aderezados con aceite, miel y cera.
Asimismo era profusamente utilizada en la fabricación de perfumes y unguentos que se elaboraban en los propios templos egipcios, pues no era raro que diversos preparados melados mezclados con afeites varios sirvieran para embellecer las estatuas de las deidades dándoles color y aroma. De hecho en ciertas fechas se consumía la miel de forma ritual.
Grecia
De entrada conviene advertir que en el mundo antiguo la miel de mejor calidad se dedicaba íntegramente a la alimentación, mientras que para usos médicos y de otra índole se gastaba la menos purificada. Es el caso de la que se empleaba como vehículo para impedir la putrefacción de los cadáveres, pues las grandes personalidades de la política, de las ciencias o de las artes que no eran incineradas, sus restos se envolvían en miel pretendiendo así que su conservación fuera imperecedera, por impedir la penetración del aire y la consiguiente descomposición del organismo.
La "Iliada" nos habla de la bellísima leyenda en la que Aquiles llevó miel al entierro de su amigo Patroclo muerto a manos de Héctor; por su parte la diosa Thetis vertió néctar y ambrosía sobre las fosas nasales de aquél para impedir su descomposición. Dice textualmente la gran epopeya: "Y puso dos jarras llenas de miel y aceite, inclinadas contra el cadáver" .
Los cadáveres de los héroes Héctor y Aquiles fueron también sometidos a la misma técnica embalsamatoria, lo que permitió que sus cuerpos fueran expuestos al público durante nueve y diecisiete días respectivamente, conservándose así antes de ser incinerados.
Los autores de la época histórica nos refieren como Demócrito y Alejandro Magno fueron sepultados en miel virgen. Herodoto a su vez relata que Argesipolis, muerto en Macedonia, fue envuelto en miel para permitir su traslado y recibir sepultura con honores reales.
Por su poder antiséptico los primeros naturalistas griegos conservaban en miel los ejemplares zoológicos que analizaban, de la misma forma que luego se usaría el alcohol o el agua formolada. De todas formas se consideraba también a la miel como posible causa de enfermedades, como la que, por su composición peligrosa, ocasionaba en quien la ingería fuertes vómitos, deyecciones en cascada o incluso locura cosa que, según Jenofonte, ocurría con la miel de ciertos lugares de Asia.
Como producto farmacológico la literatura griega nos permite seguir la utilización de la miel a través de las celebridades médicas de la época, cuyo saber se difundió por todas las partes del orbe al que llegaron sus naves.
Así Hipócrates aconseja la miel en sus "Aforismos" para procesos pulmonares y cardiacos; también la emplea como medio de diagnóstico en la gestación para excitar el movimiento del feto, posiblemente por estimular los músculos de fibra lisa. De aquí igualmente su poder como purgante, conocido por este maestro de la medicina cuando lo recomienda para combatir el estreñimiento en forma de enema diluida con leche de cabra o de burra . Igualmente preconiza la miel como remedio para la tos de los niños y para varias otras dolencias, ya que siempre "la miel produce calor, limpia las llagas y úlceras, suaviza las úlceras duras de los labios y cura los carbúnculos y las llagas corrientes".
Galeno usa la miel en multitud de fórmulas, una de ellas para evitar la alopecia a base de abejas pulverizadas y mezcladas con miel, frotando con la mezcla así formada la parte desprovista o poco poblada de cabello. Es posible que la propiedad cáustica del veneno de la abeja, al liberarse de la glándula correspondiente, friccionado sobre la piel provocase un aumento local del riego sanguíneo y, en consecuencia, mayores probabilidades de regeneración capilar.
En las afecciones de la vista se usaba una mezcla formada por una parte de hiel de tortuga por cada cuatro de miel. Tal vez la fórmula estuviese relacionada con la creencia supersiticiosa de la participación de las abejas en la predicción del porvenir, o bien para atisbar con mayor claridad el futuro.
Mezclada con diversos productos de animales la miel se usaba para tratar la epilepsia, de hecho Alejandro de Tralles menciona un remedio hecho a base de orina de jabalí secada al humo y diluida en vinagre y miel. Por otra parte en el templo de Asclepio de Lebena, se curaban los vómitos de sangre con una mezcla de miel y los piñones de las piñas usadas para calentar el altar del dios.
Los griegos elaboraban el Ungüento Rosado a base de aceite, rosas y miel, producto de gran complejidad y de complicada y laboriosa fabricación según la técnica dioscoridana. Se utilizaba este ungüento en afecciones múltiples, entre ellas para calmar los dolores de la dentición de los niños, como emoliente en fomentos para inflamaciones externas, en el tratamiento de procesos ulcerosos, y en forma de clíster contra enfermedades intestinales.
A su vez muchas de las bebidas meladas tenían virtudes médicas, como el vino Melitite que se usaba como laxante en procesos renales y el vino Mulso como aperitivo por su poder laxante y diurético.
La Hidromiel se prescribía como vomitivo mezclada con aceite, en los casos de envenenamiento y en procesos digestivos y pulmonares. El Thlassomeli a su vez se aprovechaba por sus propiedades purgantes
El Oxymel se prepara con vinagre, sal marina, miel y agua, todo lo cual se hierve junto. Se prescribía contra la ciática y las afecciones de las articulaciones. El vino Cydonite o Melite , como tónico estomacal, contra la disentería, las enfermedades hepáticas y la anuria. El Melomely o Cydonomeli se usaba con parecidas propiedades terapéuticas al anterior. El Omphacomeli se consideraba útil en los procesos gástricos.
Por último el Rodomel , hecho a base de una infusión de pétalos secos de rosa mezclada con miel, se usaba sobre todo en casos de faringitis.
Los griegos, como se sabe, fueron muy aficionados al empleo de dietéticos, entre los que figuraban numerosos compuestos hechos a base de miel, como el Oinomeli , vino y miel, así como variados melitos y oximelitos.
Algunos otros productos elaborados por las abejas tenían asimismo utilidad medicamentosa, como el propóleos que forman las abejas para reducir en el invierno el tamaño de la entrada de la colmena, y que para el hombre era "tratamiento ideal para golpes y magulladuras" tal como se sigue haciendo hoy en ciertas cremas antinflamatorias.
En cuanto al veneno de las abejas como medio terapéutico, ya médicos griegos como Hipócrates señalaban sus propiedades antirreumáticas. De hecho todavía en pleno siglo XX conocemos casos de tratamientos a base de provocar picaduras de abeja en las zona inflamadas de enfermos reumáticos.
En su obra "De Iride et Osiride", Plutarco indica que la miel es uno de los dieciseis ingredientes del Kiphi , junto al vino, pasas, ciprés, resina, mirra, asfalto, seseli, lentisca, junco, paciencia, grandes y pequeñas bayas de enebro, cardamomo y calama. Se usaba este producto como aromatizante y se quemaba en los altares de las deidades, lo mismo que el Methopion , compuesto de almendras amargas, miel, vino, resina y calama.
Como perfumes de moda en tiempos de Menandro se usaban el Susinum y el Telinum , que se hacían a base de aceite de oliva, ciprés, calama, meliloto y miel.
Por lo que respecta a la cera, Aristófanes nos informa de que la de abejas se utilizaba para diversos usos, entre ellos recubrir con una fina capa los metales al objeto de evitar su oxidación, así como para escribir sobre una delgada lámina que se disponía en unas tablillas al efecto o para sellar las cartas. También en medicina en forma de cremas diversas.
En Grecia, al igual que en Asiria y Persia, la cera se usaba igualmente para embadurnar a los cadáveres y evitar así su corruptibilidad. Todo ello unido a cuestiones religiosas, ya que los restos humanos no debían ser quemados, ni enterrados, ni arrojados al agua de los ríos, pues hubieran profanado el fuego, la tierra, el aire o el agua, elementos considerados fundamentales en la composición de la naturaleza. Para evitar esto el cadáver se enterraba, pero después de haber sido rodeado de una capa de cera.
Roma
Siguiendo de cerca la farmacología griega, los productos apícolas se empleaban profusamente en medicina humana o veterinaria, así como en cosmética. De hecho gran parte de la terapéutica melada es prácticamente igual en la farmacia romana y en la griega.
La miel en medicina era preconizada muy ampliamente, lo mismo sola que formando parte de diversas bebidas meladas o como excipiente de otros fármacos. En la obra de Dioscórides pueden verse numerosos medicamentos en cuya composición entra la miel como principio activo, como edulcorante o como excipiente, alguno de los más importantes los vamos a ver a continuación, y dejaremos para el anexo final la relación completa de las fórmulas medicamentosas en que intervienen los productos apícolas.
En medicina interna se empleaba la miel para combatir infecciones de pecho, garganta y oídos, al igual que las intoxicaciones producidas por setas o en la mordedura de animales veneosos. Igualmente le asignaban propiedades antipiréticas .
La conocida forma de ungüento rosado se aplicaba por vía oral como purgante y para el ardor de estómago; en forma de fomentos y emplastos para la cicatrización de las llagas profundas y en los dolores de muelas; y por vía rectal se utilizaba contra dolores de vientre y de matriz. El ungüento rosado se preparaba a base de esquenanto, Andropogon schoenanthus , bien majado con aceite, sometido todo a cocción con rosas secas y miel .
Lo mismo el rodomel, elaborado con zumo de rosas mezclado con miel, se consideraba muy útil para procesos de garganta . A su vez para favorecer la dentición de los niños Plinio recomienda mezclar la miel con dientes de delfín.
La famosísima Triaca magna , tan utilizada hasta la época moderna y a la que se atribuían propiedades curativas taumatúrgicas o como antiveneno, también presentaba a la miel en su composición. Este preparado, que se atribuye a Andrómaco de Creta y cuya composición describe Galeno en su "De Antidotis", está formado por una variadísima gama de productos medicinales, de hecho pueden incluirse desde cincuenta hasta cerca de doscientos según las fórmulas de los diferentes preparadores. En todas ellas entra la miel como excipiente, y en particular la carne de víbora, animal que sólo tenía utilidad médica cuando reunía determinadas condiciones. Esta triaca se usaba al interior como tónico digestivo y calmante.
Igualmente formaba parte la miel de la Confectio dracodion con propiedades expectorantes, según Themisón de Laodicea (50 a.C.)
A imitación de los griegos existía en el pueblo romano la creencia general de que la miel, de origen celeste, impedía la putrefacción de los cuerpos humanos y se utilizaba por eso para embalsamar los cadáveres antes de proceder a su inhumación. Para uso externo se le concedían propiedades antisépticas, pues al tener tan alto origen no podía corromperse, y por eso con miel curaban heridas y mordeduras de serpiente .
La miel, mezclada con aceite de almendras amargas, se recomendaba para hacer desaparecer las pecas de la piel y para suavizar el cutis .
También se utilizaba contra los eritemas solares mezclando la miel con raíz de lirio y de eléboro blanco, todo ello finamente pulverizado .
Como alimento se le atribuían tales propiedades en la conservación de la salud que Plinio refiere cómo, hallándose Augusto invitado a cenar en casa del patricio Romilio Polión que ya había rebasado los cien años de edad, maravillado de su buen estado de salud le preguntó qué había hecho para conservar tal vigor de cuerpo y de espíritu. El anciano le contestó: "Intus mulso, foris oleo", osea Mulso por dentro y aceite por fuera . El aceite se empleaba en masajes para tonificar los músculos después del baño. Esta frase era repetición de la que ya había pronunciado el filósofo griego Demócrito en similares circunstancias.
El mismo Plinio al hablar de que la piel de la salamandra era usada como antídoto contra las quemaduras, señala a su vez que ciertas partes de este animal conservadas en miel abrían el apetito sexual.
La miel formaba parte asimismo de diversas bebidas a las que se atribuían propiedades terapéuticas, muchas de ellas bien conocidas de los griegos, de las que destacaremos:
Vino Melitite .- Se preparaba disolviendo miel en el mosto de uva, añadiendo un poco de sal y dejándolo fermentar. Se utilizaba en dolencias de los aparatos digestivo y renal, de las articulaciones y en la depresión nerviosa .
Vino mulsum .- Gozaba como sabemos de propiedades diuréticas .
Vino cydonite .- También llamado Melite , era elaborado con zumo de membrillo y miel. Sometido a fermentación daba lugar a una especie de vino con propiedades estípticas. Se utilizaba en procesos disentéricos y en enfermedades hepáticas y renales .
Hydromiel o Agua mulsa .- En crudo era purgante, mezclada con aceite actuaba como vomitivo en los casos de envenenamiento, y si era cocida se le atribuían propiedades tónicas y expectorantes .
Thlassomeli .- Estaba formado por agua de lluvia, agua de mar y miel a partes iguales. Se le concedían virtudes purgantes .
Oxymel .- Se hacía a base de vinagre, sal marina, miel y agua, mezclado todo y sometido a cocción. Tenía propiedades purgantes, antigotosas, antipiréticas y se usaba igualmente en las intoxicaciones por opio, en las afecciones de los oídos y para las amigdalitis en forma de gargarismos .
Melomeli .- Se hacía con membrillos rebozados con miel que permanecían de esta guisa durante un año, después se extraía la miel que tenía las mismas propiedades que el Vino Mulsum . Esta preparación recibía también el nombre de Cydinomeli .
Hydromelo .- Con idénticas propiedades terapéuticas, se elaboraba con una parte de Melomeli y dos de agua cocida a fin de hacerlo menos consistente .
Omphacomeli .- Preparado exprimiendo uvas en agraz, el zumo así obtenido se mezclaba con miel y se ponía al sol. Se le daban propiedades curativas para las enfermedades del estómago .
Pigmentum .- Compuesto aromático hecho con vino, miel y especias, "Mellita ac pigmenta potio", que servía para apagar la sed de los febricitantes.
Estudios recientes han demostrado que la miel entraba asimismo en la composición de bastantes colirios y de otras fórmulas usadas en dolencias oculares por los médicos romanos . Veamos algunas:
Liquidae oculares compositiones .- Galeno dedica todo un capítulo con este mismo epígrafe, en el que van una treintena de fórmulas de colirios líquidos o hidrocolirios que suelen tener hiel y miel en su composición.
Hygrocollirium ad habetudinem oculorum .- Con este nombre se conoce un colirio líquido de Alejandro de Tralles cuya composición es como sigue: "Pompholygis Elotae cochlearia sex, Opobalsami cochlearium, Mellis cochlearia due, vino no gypsati vetere & albi quod satis est". Después de bien mezclado se deja reposar tres días y se echa todo en un vaso de vino, cuando va a usarse se remueve el contenido del vaso y se aplica sobre el ojo con un specillo .
Collyrium sabor .- Figura en una obra apócrifa de Galeno, "Galenis de Oculis a Demetrio traslatus", posiblemente traducida al árabe a finales del siglo IX; se usaba para "los pelos que se caen de los párpados", con la fórmula que sigue: "Cassium dactylorum drac. iiii; Cadmîae drac. ii". Se mezcla todo con miel y después se hace el colirio.
La cera de abejas se empleaba para la preparación de Ceratos y otros medicamentos tópicos de consistencia blanda, cuyo excipiente únicamente estaba formado por cera y aceite sin adición de otros productos, en cuyo caso recibía el nombre de Cerato simple , para diferenciarlo de los que incorporaban además otros principios activos.
Los aceites que más frecuentemente se añadían a la cera solían ser el de almendras y el de oliva; en este último caso el cerato adquiría un color más amarillento.
Los ceratos se empleaban bastante por su acción emoliente. Con el tiempo se suprimió el aceite como excipiente, porque al enranciarse el medicamento adquiría propiedades irritantes; en todo caso, cuando no había otro remedio que añadirlo debía de utilizarse prontamente el producto.
Adquirió fama cierto cerato empleado por Galeno que fundía la cera al baño maría y la mezclaba con el aceite, agitando hasta que por enfriamiento adquiría una consistencia blanda; poco antes se habían añadido los principios activos pulverizados, agitando todo nuevamente.
Asimismo la cera se mezclaba en brebajes contra la disentería, también podía ser ingerida directamente pues en estado puro se le atribuían propiedades galactogogas y otras que se describen más extensamente en el apartado en que analizamos la obra del médico de Anazarbeo . En este mismo autor encontramos diversas fórmulas para el blanqueado de la cera.
El propóleos es un compendio de resinas de plantas recolectadas por las abejas, enriquecido con los restos de la digestión láctica de los gránulos de polen y de sus propias secreciones, que servía para proteger a la colmena del exterior. En opinión de Plinio "es de gran provecho como medicamento, tiene olor molesto y así muchos lo utilizan como gálbano ... quita los aguijones y los objetos que se han introducido en la carne, reduce hinchazones y ablanda las induraciones de la piel ... disminuye los dolores nerviosos, cura las úlceras, abcesos y los forúnculos que son a menudo incurables".
Durante tiempo discutieron Plinio y Dioscórides sobre el origen de este propóleos, el caso es que, como acabamos de ver, se le concedían abundantes virtudes curativas. De hecho los legionarios romanos portaban como medicina de campaña pequeñas bolsitas con este producto apícola. En el apartado que dedicamos a Dioscórides se dan algunas otras virtudes curativas.
Aparte de estos medicamentos colmeneriles y en una época en que la medicina no logra liberarse del espíritu empírico y supersticioso, se recomendaban cenizas de abejas en múltiples dolencias como vómitos, afecciones renales, diarreas y trastornos genitales.
También eran conocidos de los romanos los efectos saludables del veneno de abeja, la apitoxina , tal como puede verse en la parte "De Re medica" de la obra "De Artibus" del erudito romano Celso Cornelio Aulo que vivió en la época de Augusto. Por su parte ya se ha dicho que Hipócrates utilizaba este producto en procesos de reumatismo deformante, y Cleopatra para engrosar su colección de venenos a los que era muy aficionada.
En efecto, esta reina egipcia sentía curiosidad por descubrir las substancias que provocaban la muerte sin sufrimientos, y experimentaba su acción sobre condenados a muerte. Llegó a la conclusión de que tan sólo los venenos de la abeja y de la avispa producían una muerte rápida y con escasos dolores. Al condenado que le inoculaban estos venenos perdía el conocimiento, su rostro se cubría de sudor y enseguida le sobrevenía la muerte. De todas formas el veneno de la abeja nunca se ensayó de forma masiva, pues este insecto era considerado entonces un animal sagrado.
Cosmética
Además de la alimentación y de la medicina, los productos de la colmena fueron usados en diversos empleos en la cultura romana, alguno de ellos de gran importancia histórica. Los perfumistas hacían entrar la miel en la preparación de un gran número de cosméticos para el tocador de las damas y de los patricios romanos.
Plinio da varias recetas, entre ellas la del llamado Perfume real , donde entraba a formar parte la miel, y que se fabricaba expresamente para los reyes de los Partos; o la del Susinum , que es una pasta de flores de lirio en aceite caliente de habichuelas, mezclada con miel, canela y mirra. Asimismo, mezclada con diversos aceites aromáticos, la miel entraba a formar parte de variados unguenta muy usados en perfumería.
Las mascarillas para el cutis se hacían a base de miel, miga de pan, leche y habas cocidas, todo bien machacado. En tiempos de Menandro tuvo gran difusión el Telinum , perfume hecho con cípero, fenungreco, meliloto, cálamo, miel, castaña de indias, amaracus y aceite de oliva .
La miel era igualmente utilizada como dentífrico, pues mezclada con ceniza conservaba los dientes limpios y el aliento aromático. También perfumaban su aliento aquellos patricios a base de una suerte de pasta de miel y menta.
Popea, la mujer de Nerón, famosa por su belleza y por los cuidados que prodigaba a la misma, utilizaba la miel mezclada con leche caliente en aplicaciones cutáneas, crema que se extendió a las damas de elevada alcurnia del imperio.
Competencia del azúcar de caña
Hasta la introducción del azúcar en Europa a través de los árabes, que en buena medida desplazó a la miel como endulzante, ésta era el único producto masivamente utilizado en la alimentación y en la medicina.
De todas formas Dioscórides, en su célebre tratado, ya nos habla del azúcar bajo el nombre de Sacharo . Son muy gráficas las escasas líneas que en su obra dedica a este producto: "Hay una especie de miel que se llama Sacharo, la que se halla en la India y en la feliz Arabia, cuajada sobre las cañas, a manera de sal, a la cual también se parece en desmenuzarse entre los dientes muy fácilmente". Le supone propiedades terapéuticas omnipotentes cuando dice: "Es modificativa del vientre esta miel mezclada con agua, y bebida es conveniente al estómago; sirve a las enfermedades de la vejiga y riñones; y metida en los ojos resuelve todas aquellas cosas que oscurecen la vista" .
En sus acotaciones como traductor a la obra de Dioscórides, Andrés Laguna indica ya la coincidencia entre el sacharo griego y el azúcar, con la diferencia de que los griegos lo obtenían colocando las cañas al sol para activar su desecación, mientras que posteriormente era obtenido por cocción. Galeno, según Laguna, le atribuía propiedades medicamentosas muy similares a las de la miel .
Sin embargo por las referencias contenidas en los textos de los escritores griegos y romanos, vemos que conocían y utilizaban el azúcar de caña, miel de caña la llamaban, pues el de remolacha no se empezó a fabricar hasta el siglo XVIII, aunque parece ser que su uso se restringió al campo puramente medicinal y en pequeña escala .
Como es sabido el azúcar de caña es originario del Asia meridional, probablemente de la India, puesto que el nombre de saccaron que le dan los griegos y romanos deriva del sanscrito çarcaram , en prácrico o conjunto de lenguas vulgares de la antigua India es sacchara ; pero habrá que esperar hasta la llegada de los árabes para que se difunda su uso y cultivo en occidente.
En su epístola 84 Séneca manifiesta que se encuentra miel sobre las hojas de las cañas de la India, bien porque caiga del cielo, bien porque la segregue la misma planta; y Lucano afirma que los indios beben el jugo extremadamente dulce de las cañas .
Plinio en su "Historia Natural" menciona el saccaron y dice que es una especie de miel que se recoge de las cañas de la India, es de aspecto blanco como la goma y se puede partir con los dientes; se utilizaba solamente en medicina, aunque en sus recetas no menciona nunca el azúcar y habla exclusivamente de la miel. Según Plinio la Arabia producía también saccaron , pero era más estimado el de la India.
En el "Periplo del Mar Eritreo" de autor desconocido, se habla de la miel de caña o sacchar como uno de los productos exportados en Barygaza, el gran puerto comercial de la costa noroeste de la India, hoy Baroche o Broach .
Como se ve los autores romanos nos hablan de la miel de caña con criterios dispares, y es posible que ninguno coincida con el verdadero azúcar de caña. Séneca cita cierto producto líquido segregado por las hojas, que podría referirse a la secreción de algunas especies de bambúes; Plinio de una substancia sólida, el saccaron , que se obtenía según parece de la actual Bambusa arundinacea , desconocida por los occidentales hasta la época de Plinio. Según parece, el verdadero azúcar de caña no empezó a fabricarse en la India hasta el siglo III o el IV de nuestra era.
Dioscórides
Mención aparte merece este médico y naturalista, Pedáneo Dioscórides Anazarbeo, griego de origen y romano por residencia. Aunque se ignora exactamente donde nació, parece ser que ocurrió en Anazarbeo, localidad de la región de Cilicia.
Vivió en el primer siglo de la era cristiana; según cuenta él mismo viajó mucho por Italia, ampliando sus conocimientos médicos y naturalísticos por las Galias, España y África, siempre en el seno del ejército romano, primero como combatiente y luego como médico militar a las órdenes de Nerón y de Claudio.
La obra de Pedáneo Dioscórides "Materia Médica" es un verdadero tratado de farmacología y terapéutica, y prueba demostrativa de la erudición y conocimientos de su autor. Es un tratado riguroso, lógico y metódico, en el que asimila y recopila todo el saber farmacológico de sus predecesores, aumentado por sus múltiples observaciones personales.
Dioscórides, el gran farmacólogo griego que vivió durante la dominación romana, nos ha legado un arsenal terapéutico sobre las acciones y usos de la miel, bien sola, bien como vehículo excipiente, o bien acompañando a otros productos . Así la preconiza para la cicatrización de úlceras, de heridas y de los cortes en el prepucio, en las otitis, o en forma de gargarismos en los casos de amigdalitis; además de sus virtudes como diurético, parasiticida externo, etc.
La fuente principal de sus conocimientos es Cratevas, botánico griego que vivió en el siglo I a.C., ya que Dioscórides lo cita con frecuencia y elogia la exactitud de sus descripciones.
La "Materia Médica" está dividida con orden sistemático en cinco partes o libros de parecida amplitud, que tratan de las cuestiones siguientes:
1.- Especies y condimentos, aceites, ungüentos y árboles
2.- Animales, miel, leche, grasa, cereales y hortalizas
3 y 4.- Plantas y raíces medicinales
5.- Vinos, bebidas y minerales
Antes de abordar el estudio de esta importantísima obra conviene recordar que desde que se compuso, en la segunda mitad del siglo I d.C., las modificaciones que se introdujeron al transmitirla a lo largo de los siglos son casi tan importante como su contenido primitivo. Editores y copistas añadieron o quitaron del escrito original, como un medio de aportar sus experiencias con variados fármacos en el contexto de sus necesidades.
Al objeto de manejar una terminología científica más accesible hemos trabajado con el estudio de Manuela García Valdés , que a su vez parte de la traducción de la edición del texto griego de Max Wellmann, "Pedanii Dioscuridis Anazarbei, De materia medica, libri quinque, editio altera ex editione anni MCMVII lucis ope expresa", impreso en Berlín en 1958.
Aunque ya hemos mencionado algunos medicamentos elaborados con miel, cera o propóleos, a continuación y en el Anexo recogemos todos aquellos en cuya composición intervengan productos apícolas mencionados en la "Materia médica" de Dioscórides así como en el llamado "Pseudo Dioscórides", indicando en cada caso el producto simple principal y el número que tiene éste dentro de la serie, así como la forma en que se usa la miel o la cera y el número y nombre de las formas farmacéuticas distintas que pueden hacerse en cada caso.
Libro 1.- De las 129 materias médicas simples citadas, nada menos que 44 (34'1 %) se preparan en formas farmacéuticas que utilizan los productos apícolas. No contabilizamos el Oleomiel , así llamado por su aspecto meloso, pues su composición nada tiene que ver con la miel. Muchas de estas 44 materias médicas son susceptibles de presentarse de varias maneras, en total en 52 ocasiones se usa la miel y en 21 la cera.
Libro 2.- Entre los productos medicamentosos de origen animal que nos encontramos en este libro figuran los que ofrecen las colmenas, es decir, miel, cera y propóleos, a los que dedica gran atención describiendo al detalle sus usos médicos. Dado que las virtudes que Dioscórides les atribuye van a seguir en vigor en gran medida hasta el siglo XIX, es por lo que las recogeremos aquí de forma literal. En total de las 186 materias médicas del libro, 57 (30'6 %) emplean los productos de la colmena. A su vez estas 57 materias médicas pueden usarse con miel, cera y propóleos de 110, 16 y 5 formas y usos farmacéuticos distintos respectivamente.
Libro 3.- De las 158 materias médicas de que se ocupa, 57 (36 %) pueden ser usadas como medicamentos al elaborarse con miel o cera en 90 y 16 preparaciones distintas respectivamente.
Libro 4.- En el mismo aparecen 192 materias médicas diferentes, 64 de las cuales (33'3 %) utilizan miel o cera a la hora de componer distintos medicamentos usados en dolencias diversas. Concretamente la miel figura en 92 y la cera en 10.
Libro 5.- Se ocupa aquí Dioscórides de los vinos y de los minerales. Aunque varios de aquellos ya los hemos visto antes ahora recogeremos íntegramente lo referente a vinos melados, pues durante siglos se prepararán y utilizarán de idéntica forma a la indicada por él. En el presente libro nos encontramos con 162 materias médicas, de las cuales 45 (27'7 %) son susceptible de usar los productos apícolas para componer medicamentos. La miel entra en 99 formas y usos farmacéuticos y la cera en 14.
Junto a la "Materia Médica" suele incluirse generalmente esta colección de plantas y remedios medicinales que se atribuyen asimismo al médico de Anazarbeo, por tanto conocidas como "Pseudo Dioscórides", y procedentes de la segunda recensión de su obra, la Vindobonense . Las adiciones encontradas con respecto a los primeros libros son las siguientes: Del Libro 1.- Lirio: miel (hidromiel); Osagra: miel (aguamiel). Del Libro 2.- Dragontea mayor: 4 miel (cocción, emplasto, colirio, unción). Del libro 4.- Avena loca: miel (cocción)
Marcial
Veamos una muestra de la mejor literatura romana que no desdeña tratar del uso de la miel en la sanidad y en la cosmética, de la mano del genio bilbilitano de Marcus Valerio Martialis.
Vivió en Roma durante treinta y cuatro años. La obra principal de este poeta español son sus "Epigramas", divididos en doce libros a los que pueden adicionarse los denominados Xenia , o tarjetas que, conteniendo cada una un epigrama, se acompañaban a los regalos que mutuamente se hacían los patricios durante los saturnales; así como los Aphoreta , especie de versos que se unían a los obsequios que con igual ocasión daba el anfitrión a sus invitados.
Los epigramas de Marcial son ingeniosos y chispeantes, fiel reflejo de las costumbres de los romanos, aunque obscenos y llenos de servilismo hacia aquellos nobles que actuaban de mecenas con él. Describe a menudo la vida del campo. En las metáforas que utiliza hablando de la miel y de la abeja domina una exquisitez de sentimiento que no mejoraría el mismo Virgilio, con la ventaja de que se aparta de la retórica mitológica corriente en la poesía virgiliana. Los epigramas que a continuación insertamos , son de una delicada belleza difícil de igualar.
" Una boda : ... El precioso cinamomo no se une tan convenientemente con el nardo, hecho para él, ni el vino de Masica a la miel del reino de Tesso; la tierna viña no se enlaza más felizmente al olmo; el loto no tiene mayor predilección por las aguas ni el mirto por las riberas ..." ( Epigramas , libro 4)
" Filenis : ¿Por qué salgo a menudo con un emplasto en el mentón, porque a pesar de estar sanos pinto mis labios con una blanca capa de cera? ¿Lo quieres saber, Filenis? No quiero besarte". ( Epigramas , libro 10)
" Pertenopo : El médico –para suavizar tu garganta que te atormenta sin cesar con áspera tos- te ha prescrito, Pertenopo, miel, almendras, pasteles azucarados y todo lo que se emplea para halagar a los niños ariscos. Pero te pasas todavía tosiendo sin cesar. Eso no es para tu tos, Pertenopo, es para tu gula". ( Epigramas , libro 11)
" Membrillos : Si te sirven membrillo mezclado con miel del ático, podrás decir: Me gustan estas manzanas dulces". ( Xenia )
" Vino de pasas : De la vendimia de Gnoso en la Creta Minoica se ha engendrado este producto para ti; suele ser el vino mezclado con miel de los pobres". ( Xenia )
" Vino melado : Miel de Ática, enturbias el Falerno que es parecido al néctar; es preciso que esta bebida sea preparada por Ganímedes". ( Xenia )
" Pastelero : Esta mano preparará para tí mil formas distintas y agradables de pasteles; sólo para él trabaja la ahorrativa abeja". ( Apophereta )