En general, podríamos afirmar que la sociedad está cada vez más concienciada sobre los daños que produce el sol en nuestra piel. Al menos, de unas décadas hasta aquí ha cambiado nuestra mentalidad bastante de forma positiva. Todos sabemos que en cuanto llegan los primeros calores de la primavera debemos comenzar a usar filtros protectores, sobre todo en niños y personas de riesgo. De eso no tenemos duda casi nadie. Pero, ¿por qué? ¿Por qué nos “pega” más el sol en España a partir de finales de marzo y no en enero por ejemplo? ¿Qué es lo que cambia en el cosmos en tan poco tiempo que nos afecte para que sea así? ¿Nos habíamos parado a pensarlo?

Veamos. El Sol es una estrella enorme. Dentro de él cabrían 1.300.000 planetas Tierra. Es decir, es más de un millón de veces más grande que nuestro planeta. Por tanto, la cantidad de radiación que llega hasta aquí es colosal pese a la distancia a la que se encuentra.

Sin embargo, la diferencia de temperatura y la variación de la incidencia de la radiación solar, se deben básicamente a dos factores. Por un lado, a la pequeña desviación que tiene el eje imaginario que atraviesa la Tierra desde el Polo Norte hasta el Polo Sur (línea roja imagen izquierda). El cual se desvía 23° con respecto a la vertical. Es decir, la Tierra está ligeramente ladeada hacia la derecha.

El segundo es la localización de la Tierra en su órbita anual alrededor del sol. Cómo es un giro en forma de elipse y no circular, afecta mucho la cantidad de rayos que nos llegan y, sobre todo, cómo nos llegan.

Estas dos circunstancias unidas dan lugar a algo tan básico para nuestras vidas como las cuatro estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno.

En la siguiente ilustración lo vemos con más claridad. Podemos observar las distintas posiciones de la Tierra en su vuelta alrededor del sol y que originan las estaciones del año. Cuando la Tierra está en la situación remarcada con el círculo rojo, la energía solar alcanza con mayor facilidad el hemisferio norte, ya que la esfera de nuestro planeta se “inclina” levemente hacia el sol, de tal modo que expone más su parte superior (Norte) hacia el astro rey. Esta situación correspondería con el verano en el Hemisferio Norte o verano boreal. Más exposición directa, más energía, más calor; ver
ano H. Norte. Todo lo contrario que en el caso del círculo azul, que expone más hacia el sol su parte inferior (el hemisferio sur) justo 6 meses después, en el otro extremo de la elipse. Esto sería lo que se conoce como verano austral o verano en el H. Sur. Las dos fases intermedias corresponden a la primavera (círculo verde) y el otoño (círculo marrón), son los llamados equinoccios.

Aquí tenemos la respuesta al porqué es primordial comenzar a protegernos de la  radiación solar desde el comienzo de la primavera en nuestra península. Los rayos comienzan a incidir con mayor proximidad y directamente sobre nuestra área geográfica, haciéndolos potencialmente nocivos para la piel. Habría que aclarar que no quiere decir que en invierno no haya que usar protección si se está expuesto. Desde luego que hay que utilizar filtros si se requiere. Pues a pesar de que los rayos ultravioleta B, los culpables de las quemaduras y del cáncer de piel, son de menor intensidad durante esta época del año, los efectos de los rayos UVA persisten durante todo el año.

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José María de Jaime Ruiz

Farmacéutico Farmacia de Jaime