Moscati: medicina y santidad en el cine
   04/09/2022 12:29:25
Moscati: medicina y santidad en el cine

En 1987 el papa Juan Pablo II elevaba a los altares a Giuseppe Moscati, conocido como el “Médico de los pobres”. Con tal motivo la RAI le dedicó una serie biográfica de casi cuatro horas de duración en varios capítulos, cuya versión cinematográfica es la cinta que aquí nos ocupa.

Independientemente de los méritos artísticos, que son muchos, y del ancho campo que ofrece al aficionado para conocer la medicina del pasado, queremos destacar el enfrentamiento que el director plantea entre el materialismo y la espiritualidad en el ejercicio de las profesiones sanitarias, magistralmente representado por el viejo profesor descreído que bromea con las firmes creencias religiosas del joven Moscati (Fiorello). Vieja polémica planteada, precisamente, en un momento histórico en que estaba en su punto álgido.

Por deformación profesional solemos entresacar en las películas que vemos los aspectos científicos y sanitarios que nos llaman más la atención. Aquí hay tantos que, para no cansar a los lectores, vamos a abordarlos aparte.

Retrato real de Moscati

Retrato real de Moscati

Desde el punto de vista puramente cinematográfico enseguida destaca la cuidadísima ambientación, lo mismo en la recreación de los barrios napolitanos como en el vestuario. Sin duda la cinta ha contado con un buen presupuesto. Excelente banda sonora con bellas piezas de música italiana tradicional. Excelente también el cuadro de actores, lo mismo los principales que los abundantes secundarios, sobre todo la perfecta caracterización de los enfermos y los niños.

El guion se desarrolla con ciertas libertades artísticas para encajar la trama sentimental con la bella princesa Cajafa (Smutniak), que no existió en la vida real de Moscati pues tempranamente hizo voto privado de celibato. Muy bien la dirección que imprime un ritmo sosegado a la cinta para mostrar en la misma los valores humanos, científicos y espirituales del médico napolitano, desde la conclusión de los estudios hasta su muerte.

Insistimos en sus méritos científicos, pues son tantos los espirituales y los caritativos que suelen ocultarlos. No hay que olvidar que fue un notable bioquímico que ingresó en la Academia Italiana de Medicina.

Se aprecia muy bien la fuerte jerarquización de la sociedad napolitana, las profundas diferencias entre clases con los ricos desdeñando estrechar las manos plebeyas, mientras Moscati toma siempre entre las suyas las de los enfermos más pobres que acaricia con ternura.

El ritmo es ágil, cuenta con numerosos extras pero dejando al fondo siempre la obra descomunal de un gran hombre.

En lo negativo anotamos cierta inclinación hacia el melodrama y la hagiografía, innecesaria en una figura de la talla humana y científica de Giuseppe Moscati.

Resumiendo, una notable película de visión absolutamente recomendable para todos, aunque solo sea por la imagen de servicio que ofrece del verdadero ejercicio de la medicina: “Mi vida no es solo mía, es también de mis enfermos”. ¡Ay si todos la aplicásemos en nuestras respectivas profesiones!

 

Aspectos sanitarios

 

Como es de esperar en la obra biográfica de un médico, el contenido sanitario es de gran riqueza. Comienza en 1903 en el claustro de la Universidad de Nápoles para llevarnos enseguida al Hospital de Incurables (vaya nombrecito), donde Moscati diagnostica rápidamente un caso de escorbuto tras la palpación abdominal, luego receta caléndula por vía oral seguramente en forma de tintura de la flor.

Despacho real de Moscati

Entra a trabajar en el Hospital ypronto la Enfermera jefe Sor Helga (Grimalda) le hace ver la necesidad de cumplir estrictamente el Reglamento, sobre todo en lo que se refiere a la limpieza de la bata. Veremos auscultaciones con la trompetilla, la novedad de practicar masajes cardiacos a pacientes dados por muertos, el posterior drenaje del pecho con frascos aspiradores o el valor de la oración en todo momento.

Moscati tomando la tensión en el film

También el engolamiento y soberbia de los médicos más veteranos frente a lo que despectivamente llaman “Doctorcitos inspirados por el fuego sagrado” de la medicina.

Impresionantes las escenas de heroísmo en el trágico terremoto que sufrió Nápoles en abril de 1906, en especial la sala de los enfermos mentales encadenados a las camas en un antro apartado de las miradas de la sociedad. Hay que recordar que cien años antes Philippe Pinel había roto sus ataduras liberando a estos desgraciados de la creencia popular de su posesión demoniaca.

El trabajo del laboratorio con centrifugadoras movidas manualmente, rudimentarios microscopios, el fallecimiento por tétanos del joven amigo del Doctor, una muerte extrañamente dulce cuando lo habitual son los fortísimos dolores convulsos.

Moscati en el laboratorio en el film

Veremos aconsejar a sus estudiantes el valor de la “energía del alma”, la acción del trato humano que debe acompañar a la acción del “frío medicamento”, o defender la enseñanza de la medicina junto a la cabecera del enfermo frente a las nuevas ideologías que quieren hurtar esta forma de enseñanza. Pero también el poder curativo del sol y de los ambientes limpios que le llevan a sacar al jardín a los pacientes, las septicemias posparto tantas veces mortales, los orfanatos (“Hay más huérfanos en Nápoles que lava en el Vesubio”).

Exvotos de curaciones realizadas por su intermediación

Simbólica resulta la escena del infarto que acaba con la vida del viejo profesor materialista, mientras su cabeza descansa sobre un libro abierto de medicina y ruega a su discípulo una oración por su alma.

Imagen de Moscati que hoy se venera

Nápoles, ciudad portuaria que muchas veces es la puerta de entrada de las grandes epidemias que llegan de Oriente, conocerá el cólera, sobre todo en el barrio pobre de los Españoles donde brillan por su ausencia las más elementales medidas de higiene. El cólera con sus dolores abdominales, fiebre, vómitos y excretas violentas como frío anuncio de la muerte. Análisis del agua para detectar la presencia del vibrón colérico, información a las autoridades, frente a lo que apenas puede oponerse el hervido del agua de bebida, los entierros rápidos con cal viva, siempre con la acción benemérita de la Cruz Roja y de los voluntarios como fondo.

 

Ficha técnica

 

Título original: Giuseppe Moscati: L’amore che guarisce

Año: 2007

Duración: 124 minutos

País: Italia

Dirección: Giacomo Campiotti

Guion: Giacomo Campiotti, Fabio Campus, Carlotta Ercolino, Gloria Malatesta, Claudia Sbarigia, Lucia María Zei

Fotografía: Gino Sgreva

Reparto: Beppe Fiorello, Kasia Smutniak, Ettore Bassi, Carmine Borrino, Paola Casella, Giorgio Colangeli, Marco Gambino, Emanuela Grimalda, Antonella Stefanucci, Giuseppe Zeno

Productora: Artis Edizioni Digitali, Castingart2222, Sacha Film

José María de Jaime Lorén, Pilar de Jaime Ruiz

 

Nuevo registro de cuenta

¿Ya tienes una cuenta?
Entrar en vez O Restablecer la contraseña

¿Tienes dudas? Te ayudamos