Uno de los hitos más importantes que ocurrió en los primeros años fue la limpieza del vertedero y la construcción de los bloques que hay entre las calles de Canalejas, Ibiza y Juan Verdeguer. Pronto se llenaron también de jóvenes matrimonios, y ya cambió un poco el panorama de la barriada.

Sin embargo tuvo mucha mayor repercusión social la creación de la falla Isaac Peral – Méndez Núñez. Recuerdo perfectamente que el primer año que estuve en la farmacia no había falla. El barrio para San José parecía un cementerio por su silencio, frente al ambiente, marcha y coheterio del resto de la ciudad.

A tal extremo de ambiente depresivo llegó el barrio, que un grupo de entusiastas de las fallas capitaneados por el Señor Onofré Monzó decidió volver a crear una falla, pues ya había existido otra con anterioridad. En los mismos bajos de su carpintería se instaló el casal durante los primeros años. Se retiraba el banco de carpintero, maderas y sierras, se colocaban unos bancos, y ya estaba montado el casal.

Le secundaban en los trabajos Manolo Noguera, su hermano, su cuñado el Manisero, los Arturos Ríos y Sáez, Eduardo Castelló, José Pérez Celda y Alfredo (que en paz descansen estos dos últimos) …, además de las esposas respectivas y de sus hijos, así como de muchos otros que poco a poco fueron levantando la falla. Sin duda una de las instituciones fundamentales en la vida de la barriada, que debutó el primer año con un gran monumento en el que la figura central era un gran elefante. En la noche de la cremá, como ardía mal el dicho elefante por no haber hecho los agujeros suficientes, hubo que echar un montón de litros de gasolina. Al saltar sobre las brasas, creo recordar que el Sr. Onofre se llevó un buen quemazo.

Cuantos noviazgos y matrimonios se han forjado en el ambiente del casal y de la falla. Así a primera vista recuerdo a Pili, la hija de la señora Joaquina Martín, que se casó con José Arnau, que hoy viven en Requena. Pero la bomba matrimonial fue la de Rafa Martos, a la sazón Delegado de la Comisión Femenida en una clara premonición, con Mª Jesús Pascual, Fallera Mayor en ese ejercicio, que se casaron el mismo día de San José.

Fueron memorables aquellos desfiles de disfraces, play-back, actuaciones teatrales, cenas de los falleros de honor ... así como los concursos de paellas la noche de la plantá. Yo formé siempre equipo con José Onofre Monzó y con Joaquín Alpuente, es decir con el hijo mayor y el yerno del presidente de la Falla. Así hasta que un año ganamos el premio. Merecidamente, claro. Y eso que ni Joaquín ni yo sabíamos hacer otra cosa que arrimar leña a la lumbre.

De los buenos disfraces me quiero acordar de la célebre comparsa del Dodotis®, o del Señor Paco y de su cuñado Eugenio, el único del Atlético de Madrid de todo el Grao de Valencia, y, especialmente de Angelita Roca y de su hermano Pepe.

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